El testículo no descendido es una condición que ocurre durante el desarrollo fetal. La causa exacta no se conoce, pero se cree que puede estar relacionada con factores genéticos y hormonales.

Si usted sospecha que su hijo puede tener un testículo no descendido, es importante buscar atención médica especializada de un cirujano pediátrico. Cuanto antes se diagnostique y trate esta condición, mejor será el pronóstico.

El testículo no descendido se puede diagnosticar mediante un examen físico y pruebas de diagnóstico como una ecografía. El cirujano pediátrico evaluará la ubicación de los testículos y determinará si se requiere tratamiento.

El tratamiento para el testículo no descendido puede incluir la observación, la terapia hormonal o la cirugía. El cirujano pediátrico determinará el mejor plan de tratamiento para su hijo según la edad, la salud general y la ubicación de los testículos.

El tiempo de recuperación después de la cirugía para el testículo no descendido es generalmente corto. Los niños pueden sentir algo de incomodidad o dolor durante las primeras horas después del procedimiento, pero esto puede ser tratado con analgésicos. La mayoría de los niños pueden regresar a la actividad normal después de unos días.

La cirugía para el testículo no descendido es un procedimiento seguro, pero como con cualquier procedimiento médico, existen riesgos asociados. Algunos de los riesgos comunes incluyen infección, sangrado y dolor después del procedimiento. Es importante hablar con el cirujano pediátrico sobre los riesgos específicos y las precauciones antes del procedimiento.